sábado, 11 de abril de 2015

Perdóname


Perdóname si, a veces, esquivo
sin saberlo una mirada o cuelgo de
mis labios un te quiero suicida que nunca
llega a tus oídos.

Perdóname si, alguna vez,
crees que te echo de más cuando,
en silencio, tu ausencia me cala
hasta los huesos e infectas,
ajeno, cada pensamiento.

Perdóname si me descubres más
distante y más huidiza, si merman
mis palabras y me vuelvo,
sin motivo, más callada. Anhelando,
en realidad, ser más cercana cada día.

Perdóname si no te cuento porqué
el sueño es algo efímero durante ciertas 
madrugadas, en las que veo al sol salir
y sigo en pie tras la ventana,
aun queriendo compartir mis pesadillas.

Perdóname por hacer
de esta ladera una montaña,
por volver el mar, cuando está en calma,
marejada, con más asiduidad de la debida.

Perdóname por aferrarme,
sin sentido, a esta defensa
que me ampara ante el peligro de este
miedo incontenible a volver a convertirme
en un fantasma por culpa del amor.

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