Retratos de tiempos mejores,
guardados en cajas de zapatos,
habitan debajo de una cama
sobre la que yace y respira,
cada noche, mi cadáver.
Almacenan polvo
y se cuartean las sonrisas,
en cada una de esas fotos
que se apilan, abrazadas,
devorándose las unas a las otras,
luchando todas juntas, sin embargo,
contra la absurda indiferencia
de este olvido que hace ya un mes
me asesinó mientras dormía,
soñando por última vez...
Contigo.
me encanta...
ResponderEliminarMuchísimas gracias por comentar. No sabes cuánto me alegra que te guste.
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